El arte no es sinónimo de terapia, ni toda actividad artística es necesariamente curativa, para que esto suceda, es necesaria la presencia de un terapeuta.
En el espacio creado de arteterapia se da una relación a tres: paciente, obra y terapeuta, donde las obras del paciente no las interpreta el terapeuta, es un trabajo de "ambos" descifrar el contenido en un acompañamiento de la persona en su proceso de crecimiento interior.
Las imágenes crean claridad de expresión y cuando el fin de crear es terapéutico, el conflicto se reexperimenta, se resuelve y se integra (Kramer, 1958)
"El arte como terapia" de Tessa Dalley
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