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18 de noviembre de 2013

RESPIRAR PARA RELAJARSE (Parte I)



Una forma de utilizar el control positivamente es para calmar nuestra respiración con el fin de relajarnos. En este artículo voy a hablar de la primera fase de una serie de ejercicios con los que aprendiendo a realizar una respiración adecuada y practicándolos de manera sistemática, podemos reducir y controlar voluntariamente nuestro nivel de activación ayudando a relajarnos para dormir mejor a la noche y afrontar cada día con energía positiva. 

Se necesitan tres elementos fundamentales para conservar con vida nuestro cuerpo físico: el agua, los alimentos y el aire, podemos sobrevivir algunos días sin los dos primeros pero apenas 5 minutos sin oxígeno. 



La respiración es la primera acción que realizamos al nacer y la última antes de morir. Mientras estamos en el útero materno obtenemos el oxígeno para vivir a través de la sangre que llega al cordón umbilical, se llama respiración fetal y al nacer, cambiamos de sistema para sobrevivir. Cuando la cabeza del bebé asoma de la vagina, el aire entra en los pulmones por la nariz y genera un estímulo que provoca el llanto, es un cambio brusco que todos hemos vivido y no recordamos, al menos en nuestra mente consciente. A las pocas horas del parto, un bebé recién nacido ya respira a un ritmo profundamente relajado haciendo recorrer el aire por todo su cuerpecito, desde la nariz hasta el vientre y viceversa, recuerdo yendo a la cuna de mis hermanas e hijos a cada rato para ver si realmente respiraban, ya que aparentemente parecían inmóviles. 

A medida que crecemos ya sea por nuestros miedos, vivencias, estilo de vida, etc. vamos bloqueando nuestra respiración hasta no dejarla pasar más allá del pecho, utilizando solo el 30% de la capacidad pulmonar y provocándonos: estrés, dolores de cabeza, espalda, fatiga, ansiedad… por nombrar lo más frecuente.

Por tanto, respirar plenamente no es cuestión de aprender una nueva técnica sino de recuperar algo que ya conocíamos, un acto intuitivo incorporado a nuestra memoria celular y relacionado directamente con la supervivencia. Aunque es un hecho involuntario, podemos influir en la manera de realizarla cambiando el ritmo y el tipo de respiración. 

A través de la respiración movemos la energía que nos ayuda a conectar nuestro cuerpo con nuestra mente, creando un puente que une el consciente con el inconsciente, calmando la ansiedad, liberando tensiones, estrés… por todo esto y más es tan positivo propiciar momentos en los que utilizar la respiración para relajarnos.

Hay muchas técnicas de hacer relajación, voy a explicar el método que utilizo y me sirve hace muchos años, es algo tan natural, sencillo y cómodo como explico a continuación:

Preferiblemente elegir un espacio tranquilo, con luz tenue o a oscuras, podemos poner música relajante si nos apetece, pedir que nadie nos moleste y mantener el teléfono apagado. Elegir una postura, la que a cada uno le resulte más cómoda:

Posición tumbado boca arriba 

· Hombros pegados en el suelo, barbilla hacia el pecho, lengua apoyada en el paladar superior y boca relajada. Nuca estirada, se puede colocar una pequeña almohada. Piernas estiradas, ligeramente abiertas con los pies inclinados hacia cada lado y los brazos a lo largo del cuerpo con las palmas hacia arriba o colocar una mano en el pecho o en el plexo solar y la otra en el vientre o abdomen 

Posición sentado 

· Espalda recta, hombros hacia atrás, barbilla hacia el pecho, nuca estirada, manos sobre las rodillas y piernas en flor de loto o bien sentados en una silla 

La respiración se realiza en dos movimientos: Inhalar y exhalar aire lentamente por la nariz procurando vaciar los pulmones para volver a llenarlos con oxígeno nuevo. Con la práctica se van consiguiendo respiraciones más largas, lentas y profundas. Al comienzo del ejercicio podemos realizar 3 respiraciones más profundas para conectar con nosotros en ese momento, e ir acompasándonos a nuestro ritmo paulatinamente. 
Llevar la inhalación hacia abajo a través del pecho y del plexo solar, llegando a lo más profundo del vientre, sintiendo cómo se elevan las partes a medida se van llenando de aire y cómo se hunden cuando se vacían en la exhalación.

Es importante para la relajación respirar por la nariz, filtra el polvo y materias extrañas del aire que inhalamos, lo templa y humedece. La respiración pausada y profunda actúa de forma similar a los tranquilizantes o ansiolíticos, activando sustancias y sistemas opuestos a los de la respuesta del estrés y produciendo una agradable sensación de relajación, tranquilidad y paz interior. 

Realizar la relajación durante unos 10 minutos, dos veces al día. Cada uno puede elegir y organizar sus dosis, aumentándolas o disminuyéndolas dependiendo de la situación o el tiempo del que dispone y por supuesto aunque conviene realizarlo regularmente no lo tomemos como una obligación autoimpuesta para poder sentirnos culpables si un día o varios o una temporada no encontramos el momento o no nos apetece, quizás podríamos preguntarnos por qué, tal vez no nos sirve, no es nuestro estilo, no lo hacemos bien o no queremos relajarnos, ni conectar con nosotros mismos. 

Es una técnica que podemos utilizar antes o después de un acontecimiento estresante y no solo en momentos que nos causen ansiedad sino en situaciones de relax para poderlos disfrutar más intensamente.

Esther Garrido
Imagen de: Agata Garrido

Quiero compartir el siguiente vídeo de Greenpeace donde es La Tierra quien respira para hacernos conscientes de que todos los seres vivos necesitamos el oxígeno para vivir y la mitad de este oxígeno proviene de los océanos.

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